Posiblemente no leas esto hasta llegar o hasta mañana, probablemente voy a volver a quedarme corta con las letras, con las pocas palabras que puedo hilar en una conversación en la que trato de impresionarte con lo mucho que sé de nada. Quiero que te quedes, tal vez es algo prematuro pero me dijiste que la intensidad era primordial y aquí estoy, tratando de que me leas como yo te leo, tratando de explicarte que tal vez no funciono muy bien para la vida diaria pero al menos sé que logro querer con todo lo que puede llamarse bonito. Probablemente se te pase la emoción de conocerme y pronto dejarás ese vicio de hacerme preguntas cada 3 minutos porque quieres saber exactamente lo que pasa por mi cabeza, pero quiero confesarte que no soy mujer de rato y que si un sentimiento llega lo invito a quedarse hasta que decida cambiar de dueño, no soy mujer de amores esporádicos pero sí de los espontáneos.
Quiero que sepas que si hay muchos motivos que me hagan escribir quiero que tu boca se vuelva mi obra maestra y tu cuerpo el poco legado en tinta que pueda dejar a este mundo. Quiero pedirte que si el gusto me dura ahora o para nunca, no dejes de ser eterno, no dejes esa perfección que se volvió un grave error para mi moral, no dejes de ser el libro que siempre cargo a todas partes, jamás dejes de ser esa constancia que me hace sonreír en los momentos menos apropiados, quiero pedirte que si en algún punto decides cambiar, que sea sólo para volverte mío y no un olvido.
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